La sociedad está tranquila, no porque tenga conciencia de su fuerza y de su bienestar, sino, al contrario, porque se cree débil y frágil; tiene miedo de morir haciendo un esfuerzo; todos notan las cosas que van mal, pero nadie tiene el coraje y la energía necesarios para buscar una mejora; se tiene deseos, pesares, tristezas y alegrías que no producen nada de visible ni duradero, semejantes a pasiones de viejos que acaban en la impotencia.
Alexis de Tocqueville. La democracia en América