Considera como uno de tus bienes más valiosos la autonomía, que no se alcanza disfrutando lo menos posible de tanto como sea posible, sino cuando con poco aprendemos a ser felices. Debes convencerte de que disfruta más de la abundancia quien menos necesita. Es sencillo satisfacer los deseos naturales, y mucho más complicado alcanzar lo superfluo. ¿Y no son más dulces los placeres obtenidos sin esfuerzo? Los alimentos más modestos proporcionan el mismo placer que las recetas más elaboradas: nos evitan igual la molestia del hambre. ¿Hay algo más placentero que el pan y el agua cuando sentimos verdadera necesidad? Por este motivo es más adecuado para la salud del cuerpo comer con sencillez. Además, te permitirá resolver con más eficacia los problemas cotidianos, disfrutarás más de los días en los que en la mesa se sirven platos más elaborados, y no tendrás miedo a pasar un día a pan y agua.
Epicuro. Epicureísmo: La filosofía del jardín