El diablo aborrece, detesta y desprecia las piedras preciosas porque recuerda que su belleza aparecía en él antes de que él se cayera de la gloria que Dios le había dado, y porque algunas piedras preciosas se engendran en el fuego en que recibe su castigo. Hildegarda de Bingen. Physica
Adán hubiera podido culpar a su mujer por traerle la muerte con su consejo y, en cambio, no la abandonó mientras vivió en este mundo, porque sabía que le había sido entregada por el poder divino. Hildegarda de Bingen. Scivias: Conoce los caminos
No podemos vivir en un mundo que es interpretado para nosotros por otras personas. Un mundo interpretado no es una esperanza. Parte de nuestro miedo es recuperar nuestra propia habilidad para escuchar. Para usar nuestra propia voz. Para ver nuestra propia luz. Hildegarda de Bingen. Physica