Así como los sueños que parecen importantes durante la noche pueden parecer tontos a la luz del día, así el poeta y el profeta pueden sorprenderse haciendo el papel de idiota ante un jurado de ojos graves. Lo más sencillo es mandar al diablo a toda la comunidad y retirarse de nuevo a la pétrea morada celeste, cerrar la puerta y asegurarla.
Joseph Campbell. El héroe de las mil caras