Más tarde, Becker llegó a una sorprendente conclusión en su lecho de muerte: que los proyectos de inmortalidad de la gente eran el problema, no la solución; que más que intentar implementar, a menudo a través de la fuerza letal, su yo conceptual alrededor del mundo, la gente debería cuestionar ese yo conceptual y sentirse más cómoda con la realidad de su propia muerte.
Mark Manson. El sutil arte de que (casi) todo te importe una mierda