Detestamos y nos produce horror el orgullo ideológico cuando adquiere forma de orgullo patriótico. Lo reconocemos entonces en toda su impudicia. Es horrible porque es irreal. Es horrible también y sobre todo porque es una fuente de odio, porque busca a su alrededor armas para matar a sus propios enemigos, y separa un país de los otros muchos países, lo separa colmándolo de ideológicas vanidades y realidades. El orgullo de sexo en los movimientos femeninos es muy parecido al orgullo patriótico, porque asume sus rasgos, sus aspectos agresivos y facciosos, su grotesca e irreal combatividad.
Natalia Ginzburg. Las tareas de la casa y otros ensayos