Jamás se encontrará algo cóncavo sin algo convexo, porque –como todos los opuestos– ambos están predestinados a estar siempre en íntimo y recíproco contacto. Lo importante es que la totalidad de las líneas que encontramos en la naturaleza, e incluso las que trazamos nosotros mismos, no distinguen simplemente los diferentes opuestos, sino que también los vinculan en una unidad inseparable. En otras palabras, una línea no es una demarcación, porque una línea, ya sea mental, natural o lógica, no sólo divide y separa sino que también une y aproxima. Por otra parte, las fronteras son puras ilusiones: fingen separar lo que de hecho no es separable. En este sentido, el mundo real contiene líneas, pero no tiene fronteras.
Ken Wilber. La conciencia sin fronteras