Para que una vivencia, en la forma que adopte (revelación, estudio, meditación, aprendizaje, etc.), sea realmente esotérica precisa, en primer lugar, de un espacio segregado-sagrado en virtud de un límite. Luego no puede ser esotérico algo que no presenta barreras, que está indiscriminadamente al alcance de cualquiera.
No puede ser esotérico un libro que descansa en la estantería de cualquier librería o en la tienda de la esquina, del mismo modo que no puede ser esotérica ninguna página web, revista o periódico del mundo accesible con el mero requisito de encender un ordenador. Volvemos a una reflexión conocida: puede que todas esas ofertas hablen de asuntos esotéricos, pero no son esotéricas. Todo lo que es accesible sin ningún tipo de condición es exotérico, con «x»
Jaime Buhigas. Laberintos