La mayoría de las personas son otras personas. Sus pensamientos son las opiniones de alguien más, sus vidas una imitación, sus pasiones una cita.
Oscar Wilde
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
La mayoría de las personas son otras personas. Sus pensamientos son las opiniones de alguien más, sus vidas una imitación, sus pasiones una cita.
Oscar Wilde
El hombre es por igual incapaz de ver la nada de la que surge y el infinito que lo engulle.
Blaise Pascal. Pensamientos
Lo primero que aprendemos al estudiar nuestros propios circuitos es una lección muy simple: casi todo lo que hacemos, pensamos y sentimos no está bajo nuestro control consciente. Los inmensos laberintos neuronales aplican sus propios programas. El tú consciente –ese yo que poco a poco vuelve a la vida cuando se despierta por la mañana– es el fragmento más pequeño de lo que ocurre en tu cerebro.
David Eagleman. Incógnito: las vidas secretas del cerebro
La información requiere una aproximación integrativa de los fenómenos y las estructuras. La clave se encuentra en su procesamiento. La información no existe ni antes ni después del procesamiento, ella existe en el procesamiento mismo. Sin embargo, es bueno tener presente que no siempre nos encontramos procesando información; lamentablemente gran parte del tiempo nos encontramos en modo automático de vivir la realidad, distantes muchas veces de estados de conciencia reflexivos que nos permitan procesar la información poniendo en riesgo nuestra salud, nuestra existencia, nuestra integridad.
Carlos Eduardo Maldonado Castañeda. Teoría de la información y la complejidad: la tercera
La inmensa mayoría de la historia de Occidente, en prácticamente cualquier plano, es el triunfo de una visión de trascendencia. Así, desde este punto de vista, los seres humanos tienen, literalmente, que salir (de sí) para poder encontrar aquello que los hace plenos o los realiza. Ni en ellos mismos ni tampoco en su entorno encuentran nada significativo. La trascendencia es, manifiestamente, una forma de vida y de pensamiento que coincide con el extrañamiento; esto es, en palabras más técnicas, con la enajenación.
Carlos Eduardo Maldonado Castañeda. Teoría de la información y la complejidad: la tercera
El hombre razonable se adapta al mundo; el no razonable persiste en intentar adaptar el mundo a sí mismo. Por eso todo progreso depende del hombre no razonable.
George Bernard Shaw. Hombre y Superhombre
La Razón, incluida por supuesto la Razón literaria, no sueña: piensa. Los monstruos no son hijos de la Razón, sino del irracionalismo, de la mitología y de la teología, de la sofística y de la verborrea, de la retórica sin contenidos materiales y de las ideologías de ignorantes y nigromantes de todo tiempo y lugar (cuyo número, como comúnmente suele decirse, es infinito).
Sin que apenas lo notemos nuestros razonamientos están continuamente impregnados de las emociones que ellos mismos y nuestras percepciones, experiencias y prejuicios suscitan. Las emociones son siempre una fuente interesada de nuevos razonamientos. La permanente interacción entre la razón y la emoción, entre el cerebro racional y el cerebro emocional, influye en nuestra conducta con más fuerza de la que solemos admitir.
Pero aunque las emociones determinen nuestro comportamiento, ellas mismas son casi siempre subsidiarias y servidoras de la razón, que es quien las suele generar en su provecho. Eso significa que los buenos argumentos racionales son capaces de modificar los sentimientos de las personas y ponerlos así de su parte. En realidad, nunca estamos satisfechos con nosotros mismos hasta que nuestros sentimientos encajan en nuestros razonamientos, y viceversa.
Ignacio Morgado. Emociones corrosivas
Nos resulta intolerable que un pensamiento erróneo exista en alguna parte del mundo, por muy secreto e inocuo que pueda ser. Ni siquiera en el instante de la muerte podemos permitir alguna desviación. Antiguamente, el hereje subía a la hoguera siendo aún un hereje, proclamando su herejía y hasta disfrutando con ella. Incluso la víctima de las purgas rusas se llevaba su rebelión encerrada en el cráneo cuando avanzaba por un pasillo de la prisión en espera del tiro en la nuca.
Nosotros, en cambio, hacemos perfecto el cerebro que vamos a destruir. La consigna de todos los despotismos era: «No harás esto o lo otro». La voz de mando de los totalitarios era: «Harás esto o aquello». Nuestra orden es: «Eres».
George Orwell. 1984
El pensamiento más inspirado es impotente ante la muerte, una impotencia que ha generado nuestros escenarios metafísicos y religiosos. El pensamiento vela tanto como revela, probablemente mucho más.
George Steiner. Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento