El capital es cada vez más global; ellos, sin embargo, siguen siendo locales. Por ese motivo están indefensos y expuestos a los inescrutables antojos de misteriosos “inversionistas” y “accionistas”, y las todavía más desconcertantes “fuerzas del mercado”, “condiciones comerciales” y “exigencias competitivas”. Todo lo que puedan obtener hoy lo pueden perder mañana sin preaviso. No pueden ganar. Ni siquiera tienen la voluntad –ya que son razonables o se esfuerzan por serlo– de presentar batalla. No desean dar a sus penurias la forma de una demanda política ni exigir resarcimiento a quienes ostentan el poder político.
Zygmunt Bauman. Modernidad líquida