La diferencia entre un niño, un adolescente y un adulto no está en los años que tienen o en a qué se dedican, sino en por qué hacen las cosas. El niño roba helado porque le hace sentir bien, y es ajeno o indiferente a las consecuencias. El adolescente no roba porque sabe que eso tendrá peores consecuencias en el futuro, pero su decisión no deja de ser una negociación con su yo futuro: renunciaré ahora a este placer para evitar un dolor mayor en el futuro. Sin embargo, únicamente es el adulto quien no roba por el simple principio de que robar está mal.
Mark Manson. Todo está jodido