El anegamiento de Narciso en las aguas que lo atraen mediante el señuelo de su encantadora y arrebatadora figura es la “imagen” simbólica de la asfixia lúdica, la incapacidad de hacer juego y vivir creativamente. Si se queda a solas consigo mismo, sin abrirse a las realidades del entorno, el hombre se cierra en sí, no puede hacer juego y se asfixia, se da jaque mate a sí mismo. Fijar la mirada en la propia figura no fomenta la auténtica “vida interior”, que implica una relación creadora con realidades valiosas. Al contrario, saca al hombre de sí, lo enajena, le impide llevar vida normal.
Alfonso López Quintás. La manipulación del hombre a través del lenguaje