Pero numerosas personas, a pesar de no tener el cargo de jueces, asumen este papel y, como tal, están dispuestas a condenar o absolver cuando hacen juicios morales. Su actitud contiene a menudo una buena cantidad de sadismo y espíritu destructor. Tal vez no exista otro fenómeno que contenga tanta fuerza destructora como la “indignación moral”, que permite que se exteriorice la envidia o el odio bajo el disfraz de la virtud. La persona “indignada” tiene, así, la satisfacción de despreciar y tratar como “inferior” a una criatura humana, asociada con el sentimiento de su propia superioridad y equidad.
Erich Fromm. Ética y psicoanálisis