Cuando alguien asegura que actúa en nombre de los principios más elevados, por el bien de los demás, no hay ningún motivo para suponer que dichas motivaciones sean genuinas. A las personas motivadas para mejorar las cosas normalmente no les interesa cambiar a los demás y, si es el caso, asumen la responsabilidad de aplicarse a ellos mismos y en primer lugar esos mismos cambios.
Jordan Peterson. 12 reglas para vivir: un antídoto al caos