El error que cometemos es que, una vez que nos hemos construido una identidad, creemos que no podemos ser ninguna otra cosa, que dicha identidad no se puede cambiar. Lo que está fuera de esa identidad, el no saber ni siquiera quién soy o quién no soy, se vive con una enorme angustia que es equiparable a la sensación de muerte. Por eso, nos aferramos no a la vida, sino a nuestra identidad, a nuestro autoconcepto, a nuestra autoimagen.
Mario Alonso Puig. Reinventarse