La verdadera importancia de un estado de ánimo es que tiene por sí solo la capacidad de alterar profundamente la manera en la que se comporta nuestro cerebro y nuestro cuerpo. Hay estados de ánimo que generan salud y vitalidad. Además, ayudan al despliegue de la inteligencia y la creatividad. Son estados de ánimo que favorecen la conexión entre las personas, la colaboración y el trabajo en equipo. Hay estados de ánimo que hacen justo lo contrario. Los estados de ánimo afectan individualmente a las personas y colectivamente a familias, ciudades y países. Recordemos, por ejemplo, el estado de ánimo que existía en Alemania después de la Primera Guerra Mundial, cuando, además de la enorme deuda económica con los países ganadores de la contienda, tenían seis millones de parados.
Mario Alonso Puig. Reinventarse