Tenemos infinitos motivos para descubrirnos diferentes en medio de las colectividades, y cada uno encuentra rápidamente los suyos propios, o los ha encontrado y cultivado desde la más lejana infancia. Todos o casi todos somos mujeres, judíos, homosexuales, o bien somos diferentes simplemente por inclinación a la diversidad, por melancolía, por timidez, por neurosis, por silencio. Todos somos «diferentes». Lo fundamental es asumir adecuadamente la propia diversidad, lo fundamental es no hacer de ella una condecoración ni un uniforme, y mezclarla silenciosamente con las infinitas diversidades de los otros, con las que nosotros consideramos las colectividades de los no diferentes y normales.
Natalia Ginzburg. Las tareas de la casa y otros ensayos