La idea de igualdad busca favorecer la intervención, y su consecuencia está muy alejada del objetivo principal. Persiguiendo la igualdad se priva al individuo de su independencia de acción, convirtiéndolo en un ser envidioso que anhela lo que no tiene, una víctima enfocada en sus carencias, lo cual le impide alcanzar la autarquía. Esta búsqueda de la igualdad le impide darse cuenta de que sus propias virtudes nacen de él mismo y no de los estándares y comparativas que el entorno le propone.
Pedro Vivar. El arte de la coherencia