Todos los hombres de talento, tengan o no tengan sentimientos, sean fanáticos, aspirantes o déspotas, siempre que sean sinceros, tienen su momento sublime, en el que subyugan y dominan.
Charlotte Brontë. Jane Eyre
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Todos los hombres de talento, tengan o no tengan sentimientos, sean fanáticos, aspirantes o déspotas, siempre que sean sinceros, tienen su momento sublime, en el que subyugan y dominan.
Charlotte Brontë. Jane Eyre
Más tarde, Becker llegó a una sorprendente conclusión en su lecho de muerte: que los proyectos de inmortalidad de la gente eran el problema, no la solución; que más que intentar implementar, a menudo a través de la fuerza letal, su yo conceptual alrededor del mundo, la gente debería cuestionar ese yo conceptual y sentirse más cómoda con la realidad de su propia muerte.
Mark Manson. El sutil arte de que (casi) todo te importe una mierda
La vida puede ser brutal, y los romanos descubrieron pronto que era necesario guiar las acciones de uno con severidad o seriedad o, en palabras de hoy, intencionalidad.
Matt Clayton. Mitología Romana
Las parejas de contrarios (ser y no ser, la vida y la muerte, la belleza y la fealdad, el bien y el mal y todas las otras polaridades que atan las facultades a la esperanza y al temor y ligan los órganos de la acción a los actos de defensa y de adquisición) son las rocas que chocan (Simplégades) y destruyen al viajero, pero entre las cuales los héroes siempre pasan.
Joseph Campbell. El héroe de las mil caras
A menudo en la vida actual y no poco frecuentemente en los mitos y cuentos populares, encontramos el triste caso de la llamada que no se responde; porque siempre es posible volver el oído a otros intereses. La llamada no atendida convierte la aventura en una negativa. Encerrado en el fastidio, en el trabajo duro, o en la “cultura”, el individuo pierde el poder de la significante acción afirmativa y se convierte en una víctima que debe ser salvada.
Su mundo floreciente se convierte en un desierto de piedras resecas y su vida pierde todo significado, aun cuando, como el rey Minos, pueda tener éxito a través de un esfuerzo titánico en la formación de un imperio de renombre. Pero toda casa que construya será la casa de la muerte, un laberinto de paredes ciclópeas para esconder a su vista su propio Minotauro. Todo lo que puede hacer es crear nuevos problemas para sí mismo y esperar la aproximación gradual de su desintegración.
Joseph Campbell. El héroe de las mil caras
Grande o pequeña, sin que tenga importancia el estado o el grado de la vida, la llamada levanta siempre el velo que cubre un misterio de transfiguración; un rito, un momento, un paso espiritual que cuando se completa es el equivalente de una muerte y de un renacimiento. El horizonte familiar de la vida se ha sobrepasado, los viejos conceptos, ideales y patrones emocionales dejan de ser útiles, ha llegado el momento de pasar un umbral.
Joseph Campbell. El héroe de las mil caras
Las aspiraciones de la vida no pueden más que oscilar entre objetivos mutuamente incompatibles e incluso claramente opuestos, como, por ejemplo, unión o abandono, imitación e invención, rutina y espontaneidad, oposiciones que son solo ilustraciones de la metaoposición, la oposición suprema en la que se inscribe la vida individual y de la que es incapaz de liberarse: la oposición entre seguridad y libertad, ambas ardientemente codiciadas pero terriblemente difíciles de conciliar y prácticamente imposibles de satisfacer con plenitud al mismo tiempo.
Zygmunt Bauman. El arte de la vida
La cultura del sacrificio ha muerto —declaró sin rodeos Gilles Lipovetsky en el epílogo de su crucial estudio de 1983 sobre el individualismo contemporáneo—. Hemos dejado de reconocernos en todo tipo de obligación de vivir por algo que no sea nosotros mismos.
Zygmunt Bauman. El arte de la vida
Ya no eres un niño, sino un hombre hecho y derecho. Si, por lo tanto, eres negligente y perezoso, y siempre añades dilación a la dilación, un propósito a otro propósito, fijando día tras día cuando te ayudarás a ti mismo—insensiblemente continuarás logrando nada, y, viviendo y muriendo, y manteniendo una mente vulgar. En este instante, entonces, piensa que eres digno de vivir como algo sustantivo, maduro, y experto. Que todo lo que parece ser lo mejor, sea para ti una ley inviolable. Y si alguna instancia de dolor o placer, de gloria o desgracia, se te ponga por delante: recuerda que este es el combate, que ahora la Olimpiada comienza, y que no se puede posponer.
Epicteto. El Enchiridion
Si alguna vez piensas en los que van por delante de ti, piensa en cuántos te siguen.
Séneca. Cartas a Lucilio