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Así se aprende

Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

Así se aprende

Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

Autor: Alexis de Tocqueville

Ser arrastrado por la multitud

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En las democracias, en las que los ciudadanos no difieren nunca mucho unos de otros, y se encuentran naturalmente tan cerca que a cada instante puede pasar que se confundan todos en una masa común, se crea una multitud de clasificaciones artificiales y arbitrarias con la ayuda de las cuales todo el mundo intenta ponerse aparte, por temor a ser arrastrado a regañadientes en la multitud. No puede dejar de ser nunca así; porque se pueden cambiar las instituciones humanas, pero no el hombre. Sea cual sea el esfuerzo general de una sociedad para hacer los ciudadanos iguales y similares, el orgullo particular de los individuos intentará escapar siempre del nivel, y querrá crear en algún lugar una desigualdad de la que se beneficien.

Alexis de Tocqueville. La democracia en América

Los ciudadanos de una democracia

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Todos los hombres que viven en los tiempos democráticos contraen más o menos los hábitos intelectuales de las clases industriales y comerciantes; su espíritu toma un aspecto serio, calculador y positivo; se aparta de buen grado del ideal para dirigirse hacia algún objetivo visible y cercano que se presenta como el natural y necesario objeto de sus deseos. La igualdad no destruye así la imaginación; pero la limita y no le permite volar más que a ras de suelo. No hay nada menos soñador que los ciudadanos de una democracia, y apenas los hay que se quieran abandonar a estas contemplaciones ociosas y solitarias que de ordinario preceden y que producen las grandes agitaciones del corazón.

Alexis de Tocqueville. La democracia en América

El amo y el trabajador

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Mientras el trabajador aplica cada vez más su inteligencia al estudio de un solo detalle, el amo pasea cada día su mirada sobre un conjunto más vasto, y su espíritu se extiende en la misma proporción que el del otro encoge…

El uno se parece cada vez más al administrador de un vasto imperio, y el otro a una bestia. El amo y el trabajador no tienen aquí, pues, nada parecido, y difieren cada día más. Solo se aguantan como las dos anillas extremas de una larga cadena. Cada uno ocupa un lugar hecho para él y que no abandona. Uno se encuentra en una dependencia continua, estrecha y necesaria del otro, y parece nacido para obedecer, como el otro para mandar. ¿Qué es esto sino la aristocracia? 

Alexis de Tocqueville. La democracia en América

La pasión por el bienestar

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Así, los hombres de los tiempos democráticos tienen necesidad de ser libres a fin de procurarse más fácilmente los goces materiales por los que constantemente suspiran. A veces ocurre, sin embargo, que el gusto excesivo que conciben por estos mismos goces los entrega al primer amo que se presenta. La pasión por el bienestar se vuelve entonces contra sí misma y aleja, sin darse cuenta, el objeto de su deseo. 

Alexis de Tocqueville. La democracia en América

El alma se aburre

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No es el hombre quien se ha dado a sí mismo el gusto por el infinito y el amor de lo que es inmortal. Estos instintos sublimes no nacen de un capricho de su voluntad; tienen su fundamento inmóvil en su naturaleza; existen a pesar de sus esfuerzos. El hombre puede equivocarlos y deformarlos, pero no destruirlos. El alma tiene necesidades que satisfacer; y, por muchos esfuerzos que se hagan para distraerla de sí misma, pronto se aburre, se inquieta y se agita en medio de los goces de los sentidos. 

Alexis de Tocqueville. La democracia en América

Desear un objeto precioso

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Lo que ata más vivamente al corazón humano no es la posesión pacífica de un objeto precioso, sino el deseo imperfectamente satisfecho de poseerlo y el temor incesante de perderlo.

Alexis de Tocqueville. La democracia en América

Lo útil y lo honesto

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A mi alrededor solo veo personas que parecen querer enseñar cada día a sus contemporáneos, con la palabra y con el ejemplo, que lo útil nunca es deshonesto. ¿No descubriré, finalmente, alguien que intente hacerles entender cómo lo honesto puede ser útil?

Alexis de Tocqueville. La democracia en América

La indiferencia

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La igualdad pone los hombres los unos al lado de los otros, sin ningún vínculo común que los mantenga juntos. El despotismo alza barreras entre ellos y los separa. Los dispone a no pensar en sus semejantes y convierte en una especie de virtud pública la indiferencia. 

Alexis de Tocqueville. La democracia en América

Palabras abstractas

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Un escritor democrático dirá de buen grado de una manera abstracta las capacidades en lugar de los hombres capaces, y sin entrar en el detalle de las cosas a las que se aplica esta capacidad. Hablará de las actualidades para describir de una sola vez las cosas que ocurren en ese momento delante de sus ojos, y utilizará eventualidades para abrazar todo lo que puede pasar en el universo a partir del momento en que habla.

Los escritores democráticos crean constantemente palabras abstractas de este tipo, o cogen en un sentido cada vez más abstracto las palabras abstractas de la lengua. Además, para hacer el discurso más rápido, personifican el objeto de estas palabras abstractas y lo hacen actuar como un individuo real. Dirán que «la fuerza de las cosas quiere que las capacidades gobiernen».

No puedo hacer nada mejor que ilustrar mi pensamiento con mi propio ejemplo: Yo he hecho uso a menudo de la palabra igualdad en un sentido absoluto; además, he personificado la igualdad en varios lugares, y así he llegado a decir que la igualdad hacía ciertas cosas, o se abstenía de hacer ciertas otras. Se puede afirmar que los hombres del siglo de Luis XIV no habrían hablado de esta manera; a ninguno de ellos les habría pasado por la cabeza usar la palabra igualdad sin aplicarla a algo particular, habrían renunciado a usarla antes que aceptar convertir la igualdad en una persona viva.

Estas palabras abstractas que llenan las lenguas democráticas, y de que se hace uso en todo momento sin vincularlas a ningún hecho particular, ensanchan y empañan el pensamiento; hacen la expresión más rápida y la idea menos nítida. Pero, en materia de lengua, los pueblos democráticos prefieren la oscuridad que el esfuerzo.

Así, pues, los hombres que viven en los países democráticos tienen a menudo pensamientos vacilantes; necesitan expresiones muy largas para contenerlos. Como nunca saben si la idea que expresan hoy convendrá a la situación nueva que tendrán mañana, conciben naturalmente un gusto por los términos abstractos. Una palabra abstracta es como una caja de doble fondo: uno mete las ideas que quiere, y las saca sin que lo vea nadie. 

Alexis de Tocqueville. La democracia en América

Las nuevas palabras

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En estos pueblos, es la mayoría quien hace la ley en materia de lengua, como en todo lo demás. Su espíritu se revela aquí como en todas partes. Ahora, la mayoría está más ocupada en los negocios que en los estudios, en los intereses políticos y comerciales que en las especulaciones filosóficas o las buenas letras. La mayor parte de estas palabras creadas o admitidas por ella llevarán la huella de estos hábitos; servirán principalmente para expresar las necesidades de la industria, las pasiones de los partidos o los detalles de la administración pública. La lengua se extenderá constantemente por esta parte, mientras que, en cambio, abandonará despacio el terreno de la metafísica o de la teología.

Alexis de Tocqueville. La democracia en América

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