
Las mejores épocas de nuestras vidas son aquellas en las que acopiamos el suficiente valor como para rebautizar a nuestra maldad como lo mejor que hay en nosotros.
Friedrich Nietzsche
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Las mejores épocas de nuestras vidas son aquellas en las que acopiamos el suficiente valor como para rebautizar a nuestra maldad como lo mejor que hay en nosotros.
Friedrich Nietzsche
El error (–el creer en el ideal—) no es ceguera, el error es cobardía … Toda conquista, todo paso adelante en el conocimiento es consecuencia del coraje, de la dureza consigo mismo, de la limpieza consigo mismo… Yo no refuto los ideales, ante ellos, simplemente, me pongo los guantes… Nitimur in vetitum [nos lanzamos hacia lo prohibido].
Friedrich Nietzsche. Ecce homo
Antiguamente, creo que en el año uno, dijo la sibila, ebria sin haber bebido vino: «¡Desgracia, hemos caído muy bajo! ¡Decadencia, decadencia! ¡Nunca el mundo había caído tan bajo! Roma parece una ramera, una casa pública; el César de Roma parece una bestia; ¡Dios mismo se ha hecho judío!».
Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratrusta
Si amo al mar y a todo lo que al mar se parece, y más aún cuando fogosamente me contradice: si llevo en mí esta alegría del que busca, esta alegría que impulsa las velas hacia lo desconocido; si hay en mi alegría la alegría del navegante: si alguna vez mi júbilo exclamó: «¡Las costas han desaparecido, ahora ha caído mi última cadena — — la inmensidad se agita en torno mío; muy lejos de mí centellean el tiempo y el espacio, ¡vamos!, ¡en marcha, viejo corazón!
Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratrusta
Para quien tiene la voluntad del león, el conocer es una alegría. Pero el que está fatigado cae bajo el imperio de una voluntad extraña: todas las olas juguetean con él. Y así hacen todos los hombres débiles: se pierden en sus caminos. Y su fatiga acaba por preguntar: «¿Por qué hemos seguido este camino? ¡Todo es igual!». A ellos les agrada oír predicar: «¡Nada vale la pena! ¡Vosotros no debéis querer!». Pero ese es un llamamiento al servilismo… … La voluntad libera: porque la voluntad es creadora; esto es lo que yo enseño.
Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratrusta
Es necesario aprender a amarse a sí mismo con amor sano, con el fin de soportarse a sí mismo y no vagabundear; esto es lo que enseño. Tal vagabundeo ha recibido el nombre de «amor al prójimo»; con esta frase de amor se ha mentido y disimulado inmejorablemente, sobre todo por los que vivían de los demás. Y en verdad aprender a amarse no es un mandato para hoy ni para mañana. Es por el contrario, de todas las artes, la más sutil, la más astuta y la más paciente. Porque toda posesión está muy oculta para su poseedor, y de todos los tesoros, el que os pertenece es el que más tarde se descubre; he ahí la obra del espíritu de la pesadez.
Apenas entramos en la cuna y ya nos dotan con pesadas palabras y pesados valores: «bien» y «mal» se llama este patrimonio. En gracia a estos valores se nos perdona la vida. Y para impedir a tiempo que se amen a sí mismos, dejamos que se acerquen a nosotros: he ahí la obra del espíritu de la pesadez. Y nosotros, ¡nosotros llevamos fielmente aquello con que nos cargan sobre los robustos hombros y a través de áridas montañas! Y si nos lamentamos del calor, se nos dice: «Sí, la vida es pesada de llevar!». ¡Mas quien es pesado de llevar es el hombre mismo! Porque lleva consigo sobre sus hombros demasiadas cosas extrañas. Semejante al camello se arrodilla y se deja cargar abundan temente.
Abrazar modestamente una pequeña felicidad, ¡a esto le llaman «resignación»! Y a la vez miran ya de reojo, modestamente, hacia otra pequeña felicidad. En su simplicidad, solo tienen un deseo en el fondo: que nadie les haga daño. Por eso son corteses para con todos y les hacen bien. Pero es cobardía; aunque se le dé el nombre de «virtud».
Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratrusta
La plaza pública está llena de bufones alborotadores, ¡y el pueblo se vanagloria de sus grandes hombres! Para él son los señores del momento. Pero el momento les apremia; por eso ellos te apremian a su vez. Exigen de ti un sí o un no. ¡Desgraciado de ti si quieres colocar tu asiento entre un pro y un contra! No te sientas celoso de los espíritus impacientes o absolutos, ¡oh amante de la verdad! Hasta ahora nunca ha ido la verdad a cogerse del brazo de los intransigentes. Deja a estas gentes precipitadas y retorna a tu tranquilidad de espíritu; únicamente en la plaza pública se ve uno exaltado por los «sí» o por los «no».
Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratrusta
De todos los monstruos fríos, el más frío es el Estado. Miente fríamente y he aquí la mentira que sale arrastrándose de su boca: «Yo, el Estado, soy el pueblo». ¡Mentira! Los que crearon los pueblos y los que suspendieron sobre ellos una fe y un amor sí servían a la vida. Destructores son los hombres que arman trampas a las multitudes, llamando a esto un Estado y suspendiendo por encima de ellos una espada y cien apetitos.
Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratrusta
La más terrible conquista para un espíritu paciente y respetuoso es la de conquistar el derecho a crear nuevos valores. En verdad, éste es para él un acto feroz, el acto de un animal de presa. En otros tiempos amaba el «Tú debes», como su más sagrado bien: ahora le es necesario encontrar la ilusión y lo arbitrario, incluso en este bien, el más sagrado, para que realice a costa de su amor la conquista de la libertad: para semejante rapto es indispensable un león.
Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratrusta