Para quien tiene la voluntad del león, el conocer es una alegría. Pero el que está fatigado cae bajo el imperio de una voluntad extraña: todas las olas juguetean con él. Y así hacen todos los hombres débiles: se pierden en sus caminos. Y su fatiga acaba por preguntar: «¿Por qué hemos seguido este camino? ¡Todo es igual!». A ellos les agrada oír predicar: «¡Nada vale la pena! ¡Vosotros no debéis querer!». Pero ese es un llamamiento al servilismo… … La voluntad libera: porque la voluntad es creadora; esto es lo que yo enseño.
Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratrusta