Se desea que las cosas sean lo más sencillas posible porque, si fueran realmente sencillas, serían tanto más fáciles de entender; y además, esto encaja bien con la concepción tan moderna y profana de una ciencia que debe estar “al alcance de todos”, lo que evidentemente solo es posible si es sencilla hasta el punto de ser “infantil”, y si se excluye rigurosamente cualquier consideración de orden superior o realmente profunda.
René Guénon. El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos