Los modernos, en la concepción disminuida que tienen del arte, lo relegan a una especie de dominio cerrado que ya no tiene ninguna relación con el resto de la actividad humana, es decir, con todo lo que consideran que constituye lo “real” en el sentido tan burdo que este término tiene para ellos. E incluso llegan a calificar este arte, así despojado de toda significación práctica, como una “actividad de lujo”, expresión verdaderamente característica de lo que podría llamarse, sin ninguna exageración, la “estulticia” de nuestro tiempo.
René Guénon. El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos