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Así se aprende

Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

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Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

Tema: Creer

Solo necesitábamos cuentos

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De la misma forma que a todos nos gustan los cuentos de amor porque tenemos una inclinación amorosa, a todos nos gustan los cuentos maravillosos porque tocan la fibra de nuestra capacidad de asombro y maravilla. La prueba es que cuando éramos niños pequeños no necesitábamos cuentos de hadas: sólo necesitábamos cuentos. La vida normal nos parecía suficientemente fascinante.

G.K. Chesterton. La ética en el país de los duendes

El enamorado y el materialista

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Un infeliz enamorado puede llegar a ser incapaz de disociar la luna de su amor perdido; de la misma forma, el materialista es incapaz de disociar la luna de las mareas. En ambos casos, no hay más conexión que haber visto las dos cosas juntas.

G.K. Chesterton. La ética en el país de los duendes

Naturaleza divina

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Los poetas menores modernos son naturalistas y cantan a las plantas y a los arroyos; pero los cantores de las antiguas epopeyas y fábulas eran sobrenaturalistas y cantaban a los dioses de los arroyos y de las plantas. Se quejan los modernos de que los antiguos «no apreciaban la Naturaleza»: pero ellos pensaban que la Naturaleza era divina.

G.K. Chesterton. La ética en el país de los duendes

El perdón

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El perdón no está ahí sentado, como si fuera un chico guapo en un bar. El perdón es el viejo gordo al que tienes que arrastrar cuesta arriba. Tienes que decir «estoy perdonada» una y otra vez hasta que se convierte en la historia que crees sobre ti misma. Espero que lo hagas.

Cheryl Strayed. Pequeñas cosas bellas

El mago altera sus creencias

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Tenemos más grande propensión a creer en lo que hacemos, que a hacer lo que creemos. Toda filosofía es biografía; fuerza a alguien a realizar rituales militares o religiosos y creerá que es un soldado o un devoto religioso. Nuestras creencias están en gran medida formadas, por lo que nos encontramos a nosotros mismo haciendo. El mago, sin embargo, explota este mecanismo para su beneficio. Él comienza con una idea de qué quiere creer, y después selecciona un ritual y una forma-divina en la que actúa como si tal creencia fuera verdad. Realizándolos él altera sus creencias deliberadamente. 

Petter J. Carroll. La magia del caos

Los demonios chillan

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Solo aquellas formas de iluminación que conducen a cambios útiles de conducta merecen ser conocidas como tales. Cuando oigo la palabra “espiritualidad”, tiendo a preparar una vara cargada. La mayoría de las personas profesionalmente espirituales, son viles y de ninguna confianza cuando están fuera de servicio, simplemente porque sus creencias entran en conflicto con sus directivas básicas y solo distorsionan su conducta natural temporalmente. Los demonios entonces chillan fuera del sótano en momentos inesperados. 

Petter J. Carroll. La magia del caos

Degenerar en algo mecánico

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Demasiado grande es la tendencia, en las mejores creencias y prácticas, a degenerar en algo mecánico; y si no existiera una serie de personas cuya originalidad, siempre infatigable, impidiera que los fundamentos de esas creencias y prácticas, se convirtiesen en algo meramente tradicional, una materia tan muerta no resistiría el más ligero choque de cualquier cosa que realmente viva; y entonces no habría razón alguna para pensar que no se pudiera extinguir la civilización, como ocurrió en el imperio bizantino.

John Stuart Mill. Sobre la libertad

Por temor a la herejía

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Pero la prohibición de todos los argumentos que no conducen a la pura ortodoxia no perjudica sólo al espíritu de los disidentes. Los que primeramente sufren sus resultados son los ortodoxos mismos, cuyo desarrollo intelectual se agota y cuya razón llega a sentirse dominada por el temor a la herejía.

John Stuart Mill. Sobre la libertad

Los jueces de la certeza

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Otra singularidad: creen no pecar de infalibilidad al reconocer que la discusión debe ser libre en cualquier asunto que pueda parecer dudoso, y, al mismo tiempo piensan que hay doctrinas y principios que deben quedar libres de discusión, porque son ciertos, es decir, porque ellos poseen la certeza de que tales principios y doctrinas son ciertos. Tener por cierta una proposición, mientras existe alguien que negaría su certeza si se le permitiera hacerlo, pero que no se le permite, es como afirmar que nosotros, y los que comparten nuestra opinión, somos los jueces de la certeza, aunque jueces que no escuchan a la parte contraria.

John Stuart Mill. Sobre la libertad

Lejos de la certeza absoluta

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Las creencias de la humanidad que cuentan con mayores garantías, no poseen más protección que una invitación constante al mundo entero a demostrar su falta de Verdad. Si el reto no es aceptado, o si lo es y se fracasa en la pugna, será que estamos todavía bastante lejos de la certeza absoluta, pero, al menos, habremos hecho todo lo que es permisible al estado actual de la razón humana; no habremos desatendido nada de lo que nos pudiera dar alguna luz en el esclarecimiento de la verdad.

John Stuart Mill. Sobre la libertad

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