Los deseos económicos del grupo dominante no conocen límites. Ningún hombre es tan rico como para satisfacer sus necesidades.
Franz Oppenheimer. El Estado: Su historia y evolución desde el punto de vista sociológico
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Los deseos económicos del grupo dominante no conocen límites. Ningún hombre es tan rico como para satisfacer sus necesidades.
Franz Oppenheimer. El Estado: Su historia y evolución desde el punto de vista sociológico
Existen dos medios radicalmente opuestos por los cuales el hombre, que requiere sustento para poder vivir, es forzado a obtener los recursos necesarios para satisfacer sus deseos. Los dos medios a los que nos referimos son el trabajo y el hurto, el trabajo personal de cada individuo y la apropiación forzosa del trabajo ajeno.
Franz Oppenheimer. El Estado: Su historia y evolución desde el punto de vista sociológico
Todo Estado ha sido y es un Estado de clases; al igual que toda teoría de Estado ha sido y es una teoría de clases. Sin embargo, la teoría de clases surge, por necesidad, como un subproducto de distintos deseos y voluntades, no como el objeto ni el resultado de la investigación en sí. Los argumentos sobre los que se basa se utilizan no en aras de instaurar la verdad, sino como armas en el combate de los intereses materiales. Así pues, el resultado no es ciencia, sino ignorancia.
Franz Oppenheimer. El Estado: Su historia y evolución desde el punto de vista sociológico
No puede haber oferta de préstamos sin ahorro previo, es decir, sin abstenerse de un posible consumo de bienes presentes (un exceso de la producción actual sobre el consumo actual). Y no existiría demanda de préstamos si nadie viera la oportunidad de utilizar productivamente los bienes presentes, es decir, de invertirlos para producir una producción futura superior a la actual. De hecho, si todos los bienes presentes se consumieran y ninguno de esos bienes presentes se invirtiera en métodos de producción que consumen tiempo, el tipo de interés sería infinitamente alto, lo que, en cualquier lugar fuera del Jardín del Edén, equivaldría a una simple existencia animal, es decir, una degradante vida primitiva de subsistencia, con personas que se enfrentan a la realidad sólo con sus propias manos y su deseo de gratificación instantánea.
Hans-Hermann Hoppe. Democracia: el dios que fracasó
Muchos hombres se encuentran atrapados entre la intensidad de sus deseos sexuales y su miedo a las mujeres.
Boris Cyrulnik. Morirse de vergüenza
Para mí, el clamor más obsesivo, mas profético del siglo XIX es la frase de Théophile Gautier plutôt la barbarie que l’ennui [¡ antes la barbarie que el tedio!]. Si logramos comprender las fuentes de ese perverso anhelo, de ese prurito del caos, estaremos más cerca de comprender nuestro propio estado y las relaciones de nuestra situación con el acusador ideal del pasado.
George Steiner. En el castillo Barba Azul. Aproximación a un nuevo concepto de cultura
Decir que los sentimientos y los deseos de una persona son más fuertes y más diversos que los de otra, no supone más que afirmar que aquélla posee mayor dosis de materia prima de naturaleza humana, y que, en consecuencia, será capaz quizá de mayor cantidad de mal y también de mayor cantidad de bien. Los impulsos fuertes no son otra cosa que energía humana con otro nombre, esto es todo. La energía naturalmente, puede ser empleada en el mal, pero una naturaleza enérgica será siempre más capaz para el bien que otra que sea indolente y apática.
Aquellos que cuentan un mayor número de sentimientos naturales son también los que pueden desarrollar en mayor grado sentimientos cultivados. Las mismas fuertes susceptibilidades que hacen vivos y poderosos los impulsos personales son también la fuente del más apasionado amor de la virtud, del más estricto dominio de uno mismo.
John Stuart Mill. Sobre la libertad
Un ser humano que no tenga ni deseos ni impulsos no posee más carácter que una máquina de vapor. Si, por el contrario, un hombre con impulsos fuertes, los mantiene bajo el control de una voluntad poderosa, ese hombre posee un carácter enérgico.
John Stuart Mill. Sobre la libertad
Muchos hombres viven dispersos por el vasto mundo, en países alejados entre sí, y poco o nada tienen en común, pero un día pasarán ante la isla de las sirenas y se ahogarán de la misma manera.
Maria Corti. El canto de las sirenas
El amor no es el deseo entre dos personas, sino el misterio que las une.
John Fowles