Aquellos que sufren ansias de poder encuentran en la mecanización del hombre una manera sencilla de conseguir sus ambiciones.
Norbert Wiener. The Human Use of Human Beings: Cybernetics and Society
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Aquellos que sufren ansias de poder encuentran en la mecanización del hombre una manera sencilla de conseguir sus ambiciones.
Norbert Wiener. The Human Use of Human Beings: Cybernetics and Society
El Consenso blando extrae su legitimidad, renovada audimétricamente día tras día, de haber sido deseado por todos como la última forma de protección, como la última ‘cobertura’ universal que podríamos ofrecernos y bajo la cual todo se reconcilia definitivamente, se mezcla, desaparece. No podemos tocarlo, pues, sin que parezca que amenazamos, por eso mismo, la paz de todo el género humano.
Philippe Muray. El Imperio del Bien
Exactamente ese es el lugar es donde nos encontramos: contentándonos con lo que nos dan. Deseando lo que nos permiten. Interesándonos por lo que nos desvelan. Mirando lo que nos muestran. Y, por supuesto, rechazando lo que nos prohíben. No yendo nunca a hurgar en lo que nos ocultan.
Philippe Muray. El Imperio del Bien
Todos pensamos cosas que no existen. Incluso tenemos sensaciones físicas que son inventos mentales. ¿Por qué lloramos cuando vemos una película romántica? ¿Por qué se acelera nuestro pulso y nos da miedo ir a por un vaso de agua a la cocina cuando vemos un film de terror? Porque somos víctimas del poder de sugestión. Vivimos, hacemos nuestro, aquello que piensan, sienten o desean los demás. Las masas tienen un poder de sugestión terrible.
Carme Jiménez Huertas. Me estoy volviendo loca
No contribuyamos pues, desde la insensatez o el capricho, a generar más gregarismo […] En resumen, la conclusión es simple y aplicable a cualquier ámbito de la vida: no desencadenemos algo que no solo no vamos a poder controlar, sino que acabará controlándonos a nosotros y sorbiéndonos los sesos.
Carlos Atanes. Magia del caos para escépticos
No hay ninguna otra vía para comprender los fenómenos sociales que la de la comprensión de las acciones individuales dirigidas hacia otras personas y guiadas por el comportamiento que de ellas se espera. Lo cual es un argumento dirigido sobre todo contra las teorías sociales propiamente colectivistas, que pretenden poder comprender directamente las formaciones sociales como la sociedad, etc., como entidades sui generis dotadas de una existencia independiente de los individuos que las integran.
Friedrich A. Hayek. Individualismo: el verdadero y el falso
Puede que el grupo de trabajo subyugado no ponga demasiado interés en el objetivo por el que se libra la batalla: el dominio. No le importa si tiene que pagar sus tributos a uno u otro señor feudal. Su mayor interés yace en el curso de la lucha particular, la cual queda saldada, en todo caso, con sus propias cabezas. Por ello, exceptuando los casos en los que se pone de manifiesto la más feroz y violenta explotación, malos tratos y explotación, las clases más bajas quedan debidamente gobernadas por su misma «conciencia de Estado
Franz Oppenheimer. El Estado: Su historia y evolución desde el punto de vista sociológico
El ego del ser humano en su aspecto fundamental es similar a lo largo y ancho del planeta. Actúa uniformemente, obedeciendo a las mismas influencias del ambiente con todas las razas y etnias, en cualquier parte del planeta, tanto en los trópicos como en las zonas templadas. Uno debe alejarse lo suficiente y adoptar un punto de vista tan lúcido que el aspecto heterogéneo de los detalles no ensombrezca los grandes movimientos de la masa en cuestión.
Franz Oppenheimer. El Estado: Su historia y evolución desde el punto de vista sociológico
A largo plazo, aquel grupo que es más pequeño, compacto y que se moviliza de manera más eficiente vence a la inmensa masa desunida, al igual que la pantera vence al búfalo.
Franz Oppenheimer. El Estado: Su historia y evolución desde el punto de vista sociológico
El patriarca de una tribu de pastores, aunque dotado con la autoridad que se le reconoce de sus funciones bélico-señoriales y sacerdotales, no goza, por lo general, de un poder despótico. Podría decirse lo mismo del «rey» de una pequeña comunidad donde, asimismo, ejerce un dominio muy limitado. Por otro lado, desde el mismo momento en que un genio militar fusionó a varias tribus de pastores en una única y poderosa masa de soldados, el poder despótico centralizado pasa a ser una consecuencia directa e inevitable.
Franz Oppenheimer. El Estado: Su historia y evolución desde el punto de vista sociológico