El Consenso blando extrae su legitimidad, renovada audimétricamente día tras día, de haber sido deseado por todos como la última forma de protección, como la última ‘cobertura’ universal que podríamos ofrecernos y bajo la cual todo se reconcilia definitivamente, se mezcla, desaparece. No podemos tocarlo, pues, sin que parezca que amenazamos, por eso mismo, la paz de todo el género humano.
Philippe Muray. El Imperio del Bien