Yo veo en esto un movimiento de alejamiento de la subjetividad humana para introducirse en la naturaleza. El narcisismo sana alejándose de la soledad para adentrarse en la creación: herimos a la naturaleza y hacemos cosas a las que es imposible amar, pero cuando nuestro narcisismo se transforma, el resultado es el amor por nosotros mismos que engendra un sentimiento de unión con la totalidad de la naturaleza y de las cosas.
Se podría decir entonces que nuestro narcisismo es compartido, que sentimos un mutuo amor por nosotros mismos, que hay una especie de consanguinidad mística entre todas las criaturas. Sin retroceder ante el misticismo, podríamos decir que del narcisismo sintomático sólo se puede sanar cuando se convierte en una auténtica virtud religiosa.
Thomas Moore. El cuidado del alma