Los espectáculos ocupan el lugar de la vigilancia sin perder nada del poder disciplinario de su antecesora. Hoy, la obediencia al estándar (una obediencia exquisitamente adaptable a más de un estándar eminentemente flexible, desearía agregar) tiende a lograrse por medio de la seducción, no de la coerción… y aparece bajo el disfraz de la libre voluntad, en vez de revelarse como una fuerza externa.
Zygmunt Bauman. Modernidad líquida