El hombre de ciencia dice: «Corta la rama, y la manzana caerá». Y lo dice tan tranquilo, como si una cosa implicara necesariamente la otra. La bruja del cuento de hadas dice: «Toca el cuerno y el castillo del ogro caerá»; pero no lo dice como si el efecto tuviera que seguir necesariamente a la causa. Sin duda la bruja ha dado el mismo consejo a muchos héroes, y ha visto caer muchos castillos, pero no ha perdido su capacidad de asombro ni su razón. No ha confundido su mente hasta el punto de imaginar que existe una conexión lógica entre el cuerno que suena y la torre que cae. En cambio, los científicos han confundido sus mentes hasta el punto de imaginar una conexión lógica necesaria entre la manzana que se desprende del árbol y el hecho de que llegue al suelo. Hablan como si hubieran encontrado no sólo un maravilloso tipo de hechos, sino también la verdad que los relaciona. Hablan como si la relación física entre dos hechos curiosos provocara la relación lógica. Están convencidos de que como una cosa incomprensible sigue habitualmente a otra cosa incomprensible, juntando las dos, dejan de ser incomprensibles. Así, dos enigmas misteriosos suman una solución clara.
G.K. Chesterton. La ética en el país de los duendes