Con el tiempo, con todo este tiempo que nos queda, que se extiende ante nosotros, tan raro, ya no sabemos bien qué hacer, no sabemos bien cómo vivirlo. Es una especie de plus monstruoso, una añadidura indefinida, un suplemento sin bordes ni fondo. ¿Cómo llenarlo, cómo ocuparlo, si no es con valores, con la Verdad, con la Virtud, con el Bien? Y, por consiguiente, insisto de nuevo, con la prevención de todo aquello que pudiera poner en peligro esa Verdad, ese Bien y esas Virtudes. Exactamente. Estamos en plena obsesión preventiva, en plena devastación precautoria, en plena civilización profiláctica. Y eso en todos los ámbitos posibles. Sin ayuda mutua no hay comunicación alguna, y sin amenazas no hay ayuda mutua alguna.
Philippe Muray. El Imperio del Bien