En cuanto las mujeres dejen de contarnos los motivos que tienen para quejarse de los hombres, llegarán a descubrir y expresar sus capacidades eróticas. Si no les gusta la caza y la persecución tendrán que decir lo que quieren y enseñar a los hombres las delicias de otros juegos amorosos, como lo hacían en los cuentos orientales. Por ahora todo lo que escriben es negativo. Solo nos enteramos de lo que no les gusta. Las mujeres niegan su seducción y su encanto, todos los recursos que sirven para crear la atmósfera de erotismo con la que sueñan.
Anaïs Nin. Ser mujer