Si las cosas que dan placer a los viciosos les liberaran de los terrores de la mente ante los fenómenos celestes, del miedo a la muerte y los sufrimientos, y además les enseñaran el límite de los deseos, no tendríamos nada que reprocharles a ellos, rebosantes por doquier de placeres y alejados siempre del dolor y el pesar, de lo que es, en definitiva, el mal.
Epicuro. El sabio camino hacia la felicidad: Diógenes de Enoanda y el gran mural epicúreo de Carlos García Gual.