La antigua humildad era un impulso que impedía a un hombre detenerse, no un clavo en su bota que le impedía seguir adelante. Porque la antigua humildad hacía que un hombre dudara de sus esfuerzos, lo que podía hacer que trabajara más duro. Pero la nueva humildad hace que un hombre dude de sus objetivos, lo que puede hacer que deje de trabajar por completo.
G.K. Chesterton. Ortodoxia