El rasgo distintivo de las violaciones gubernamentales de los derechos de propiedad privada es que, a diferencia de las actividades delictivas, son consideradas legítimas no sólo por los agentes gubernamentales que las llevan a cabo, sino también por el público en general (y, en raras ocasiones, incluso por la víctima). Por lo tanto, en esta situación, la víctima no puede defenderse legítimamente de tales violaciones.
Hans-Hermann Hoppe. Democracia: el dios que fracasó